EH, TÚ!! ESCUCHA...EL AÑO 2.008

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Llegó el momento tan esperado por algunos de vosotros, esta es la última entrada del año, posiblemente hasta después de Reyes no haya más.
Esta es la entrada del regalo prometido.
Ahora que llegan las uvas, tocaría enumerar todo lo que nos ha pasado en este 2.008, ese año que iba a ser EL año y que al final ha resultado no ser TAL año, sino AQUÉL año, pero eso ya lo hice en el cumpleaños del blog.
Hacía años que pensaba que el 2.008 iba a ser un año que marcaría mi vida, lo ha sido, pero por otros asuntos distintos a los que en su día soñé. Mis poderes de bruja nacieron desviados, como yo.
En lo personal, desde la subjetividad radikal (sonora) en lo que me toca y concierne, el 2.008 ha resultado ser un año extremista, como yo, como los islamistas terroristas, y la bomba que yo había anunciado como regalazo se ha quedado en un montón de buenas ideas y otras pocas materializadas, bueno, sólo una, ésta, de la que me siento orgulloso: RECOPILATORIO DE CANCIONES DEL BLOG EN EL 2.008!!!

No están todas, pero casi. En un principio iban a estar todas las canciones de todas y cada una de las entradas del blog, pero decidí posteriormente (acuaciado por un instante de pereza navideña) que sólo deberían estar las cnacioens que ya formaban parte de mi disco duro, ya que éstas y no otras son las que yo mismo había decidido que me acompañaran a lo largo del tiempo. Si no me había hecho deuño de las otras canciones, en la era de internet, por algo sería. Así que con orgullo y placer aquí tenéis el link para descargar otro recopilatorio navideño más con las canciones que han sido el título de las entradas este año 2.008.

No todas son las mejores, pero sí las más cercanas, algunas serán un descubrimiento para muchos, otras estaréis hartos de oírlas, pero todas, todas ellas están guardadas en mi cabeza, relacionadas con un texto, ordenadas por temas y de algún modo conectadas con vosotros, los lectores del blog, a los que tanto estimo, quiero y admiro ¿por qué no?.
Que lo disfrutéis....espero vuestros comentarios.

¡Feliz Nochevieja y próspero día de Reyes!

EH, TÚ!! Escucha...el año 2.008

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próximamente...

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Llegó la Navidad y el fin de Año. Se acabó el 2.008. Os estoy preparando un regalo de lo más especial para despedir el año. Harto de tantas listas de lo mejor de...(que tanto me gustan), este año para agradeceros vuestro apoyo y como homenaje a los nuevos lectores que sois más cada día, estoy preparando un regalito para todos vosotros. Espero que os guste porque me estoy dejando el pellejo en el dichoso regalo....PRÓXIMAMENTE...

ME ESTOY VOLVIENDO LOCO (Azul y Negro)

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De repente mirando en mi mail, oh! sorpresa!! nueva colaboración de Sweet Charete. Toda vuestra, que la disfrutéis!

Love. Forbidden.




Me gusta pensar que desde que tengo la bici, y lo sé yo, me estoy más delgada y que por eso me puedo permitir el hincharme a comer bombones, palmeras, napolitanas y todo lo que tenga grasa y que chorree. No me privo de nada que quiero unos huevos, pues halá, unos huevos con su chorizo y si se me encarta y veo que me he quedado corta le añado las patatas congeladas bien refritas y la morcilla de cebolla y si no la d burgos que de paso le añade hidratos de carbono y eso a los deportistas nos viene mu requete bien, me queda un plato que ni pintao.....cuando termino de comerlo y veo que no me puedo ni mover y que el pantalón me aprieta un "poquito" me digo que da igual, que como tengo la bici no engordo y que puedo con todo y que si el pantalón cada vez me va quedando más y más apretao es que ha encogido en el último lavado y que ya se dará de si cuando pedalee un poquito esa mañana.




Total, que yo me veo como nunca, mucho más estilizada más alta y todo gracias a mi bici q me lleva y me trae y se me están poniendo unas piernas que parecen columnas salomónicas, q va a ser ni va a ser que m estoy poniendo como un trullo si yo con la bici no engordo. Gorda yooo....!!!! tú madre, si estoy estupenda, si m va mirando todo el mundo de lo buenorra que estoy, si parezco a la Ursula Andrew cuando salía del mar y todo gracias a mi bici.






Lo que más me gusta de mi bici es cuando subo una cuesta, por que mira que hay cuesta en Madrid, cooooooooño!!!!! es que no se le ha ocurrido a nadie allanar un poquito las calles aprovechando que estamos todo el día de obras, pues eso, que si no quieres una cuesta pues toma cuesta, pero no una si no dos y seguidas la una de la otra para que no pierdas el ritmo.

Y otra cosa, no quiero que se me olvide dar las gracias a todos esos conductores que son tan gentiles y amables y que contribuyen de forma tan desinteresada a que yo siga en forma y conservando este tipazo que se me esta poniendo, ellos, pobrecitos míos, ayudan como pueden echándoseme encima y animando con el claxon a que corra más y más y de esa forma no tenga yo que estar pendiente de un lado y del otro de la carretera por si algún otro coche también quiere ayudarme a seguir con la subida de cuesta y es, justo en ese momento, cuando parece que se te va a salir el pulmón por la boca cuando aparece mi amigo el taxista con su amabilidad, gentileza y protección y que te echa un poquito a un lado para que no te pase nada, sólo mirando por mi que os vais a creer, pues es en ese momento, justo en ese momento, cuando yo me acuerdo de la madre del q invento la bici, las ruedas, los radios…….pero aún así, que queréis que os diga, que yo sigo porque me estoy poniendo divina.

I DON´T LIKE MONDAYS (The Boomtown Rats)

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Cuando no tienes ganas de trabajar en el curro tendrían que dejarte marchar. Debería ser un derecho recogido y regulado en el Estatuto de los Trabajadores directamente, ni siquiera en los Convenios, sino directamente en el Estatuto de los Trabajadores.


Eso sería maximizar eficiencia y eficacia. Estar en un trabajo dos horas más, o incluso un día entero cuando no se tiene ganas de trabajar, no se debería permitir. No sirve de nada. Lo que sería de recibo es levantarte y decir: - me voy para casa, que hoy estoy muy cansado y no me concentro – y santas pascuas, aquí no ha pasado nada. Lo que no tiene argumentación ni fundamentación alguna es que en días como el de hoy, por rellenar horas esté aquí escribiendo el blog (menos mal que tengo esa distracción) sin poderme ir a mi casa a planchar, que es lo que me pide el cuerpo. Y es que lo de la esclavitud regulada, aquello que llaman trabajo, cada día me parece más feo e insoportable. Y para que no lo vea tan feo, sólo veo una solución, que me paguen no sólo más de lo que cobro actualmente sino, mucho, mucho, mucho. Si ganara más de 3.000 euros al mes, también estaría escribiendo este texto, pero con mucha menos desgana. Como ese no es el caso, pues lo hago diciendo que vaya asco y con la vista puesta en el despacho de los jefes, para que cuando se piren, como colegiales nos vayamos todos detrás, porque no me podéis negar que eso lo hace todo Dios en todas las provincias españolas desde Canarias al Planeta Murciano (http://www.planetamurciano.tk/).




El Tiempo es muy puñetero cuando estás pendiente de él. Si lo ignoras, las horas transcurren con normalidad, pero si lo observas el Tiempo pasa rápido o lento, contad de fastidiarte. Ahora mismo tengo la impresión de que se le han acabado las pilas a mi reloj, porque no es normal a la velocidad que va el segundero. Parece la Duquesa de Alba.

Si tuviera potestad para levantarme y decir que me piraba a casa ahora mismo, simplemente porque me apetece, me iría a casa, cogería una barra entera de chocolate y me la zamparía de una sentada. Me tumbaría un poco en el sofá, pondría la tele para crear ruido ambiente y dormitaría media hora. Luego bajaría al perro, me compraría una bolsa de patatas fritas, que no terminaría porque me cansaría, y volvería a subir a casa. Tal vez me prepararía algo muy grasoso, tipo frito, patatas y hamburguesa (creo que hoy me haré una hamburguesa) y me pondría una película que no terminaría de ver, me quedaría frito en el sofá y luego a la cama.

Si no estuviera tan cansado y aprovechara ese supuesto derecho a decir que no trabajas más cuando ya no te apetece, llamaría a mis amigos para tomarnos unas cervecitas por los malos barrios de Madrid, hasta que se me soltara bien la lengua y luego volvería echando las tripas sobre mi bici. Ahora mismo no llueve en Madrid, menos mal, porque esto parecía una franquicia de Noé.





El caso es que ni una ni la otra, la cosa será que me tendré que marchar cuando toque, para eso todavía queda una h.o.r.a.e.n.t.e.r.a., cogeré el tren, llegaré a mi casa o.t.r.a.h.o.r.a.e.n.t.e.r.a.m.á.s.t.a.r.d.e. y me esforzaré por sacar al perro (por no sacarle el culo por el balcón para que cague y mee desde el cuarto) y luego con trabajo me quitaré el traje, y con más trabajo aún colocaré algunas cosas de la casa. Si me quedan fuerzas, algo de cena y si no, un socorrido tazón de Cola-Cao, siempre que haya dado tiempo a hacer la compra, cosa que dudo. Y hasta mañana, a dormir mi estrella. Esta no es la vida que quiero llevar siempre. No quiero trabajar siempre así.

Tengo muchas inquietudes y fantasías que no me da tiempo a satisfacer y realizar en una sola vida y como todavía nadie me asegura que me vaya a reencarnar en alguien parecido a mi, pues me niego a trabajar, o por lo menos a hacerlo con gusto. Encima estoy en casa todavía sin Internet (y lo que te rondaré morena) con lo cual, estoy out de toda la música nueva y cosas de modernas que se cuecen por ahí. Si al menos tuviera tiempo para descargarme la HMagazine (www.hmagazine.es) Dios mío, cada día escribo más deprisa o el reloj cada vez va más lento. Sólo han pasado dos minutos desde que miré la hora al principio de este escrito. Ya he compartido cotidianeidad con vosotros. Ahora no sé que hacer para matar estos minutos que me quedan para ser libre. Odio estar en esta jaula, no sabéis cuánto lo odio.

Acabo de charlar unos minutos con una compañera que hay por aquí, que me resulta agradable. Sólo quedan quince minutos. Voy a escoger (a escondidas, eso sí) las fotos para adornar esta inocua entrada del blog y a escoger la canción que lo relacione….ah, ya sé cuál. Es obvia, pero el título le viene que ni pintado...Esta canción se escribió tras conocer Bob Geldof la noticia de un asesino de 16 años que lió a tiros en los EE.UU. Mató a dos adultos, hirió a más de una decena de niños y un par de policías, cuando lo detuvieron dijo que no se arrepentía de nada y que lo había hecho porque: “no me gustan los lunes”.

DIVINA DE LA MUERTE (Azúcar Moreno)

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Soy la Condesa del Coñojondo, "Coñi" para las amigas. Soy tan fina que rasco los mocos secos con uñas nacaradas. Mi padre era Marqués, Conde y Maricón. Mi padre era una loca, en la familia todos lo sabíamos, pero eso nunca me ha importado. Tengo un perro que se llama Fufi. Todas las condesas de bien tenemos un perrito que se llama Fufi, te lo dan con el título. Si quieres te lo quedas o sino te haces un miriñaque con su pelo.


Fufi es muy lindo perrito y muy limpio. Le tengo enseñado a que cuando haga caquita la recoja con la boca y así me ahorro el pienso. Y es que las condesas también miramos por la economía.

Vivo en Madrid, en el barrio de Salamanc-Ah!, bueno, vale. Ahí vivimos todas las condesas del mundo. Somos tantas que ya hasta las chachas en este barrio tienen títulos “mobiliarios”. A mí, sin ir más lejos, me lava las fajas, una hija de la duquesa de Chirigota. Para mí que esta chica no está bien, eso lo digo entre ustedes y yo, pero es que esta niña “La Chirigota” yo creo que de entendederas tiene lo justo para pasar el día y conforme avanza el día, más tonta se vuelve. El otro día iba yo, subida en La Chirigota, coño qué pa eso le pago, y la pobrecica me decía: ay señora Coñi no apriete usted tanto los tacones que me va a dejar herniá. Y es que el servicio ya no es como antes, ni siquiera con títulos “mobiliarios”. Me acuerdo yo de aquella pobrecita también, la Paquita Clavel, decía que venía del campo a arar a la ciudad, la pobrecita. Era una chica muy basta, con pelos en los huevos. Nos la trajo a la casa mi padre y en seguida le entró por el ojo a mi madre y a mi padre por el ojal.




La Paquita Clavel era muy obediente y limpia, lo tenía todo como los chorros del oro, pero pa mí que tenía pito y se la zumbaba mi padre por las noches en la alcoba. Pero eso a mi no me importaba, no puede criticar a mi padre por muy loca que fuera porque gracias a él, mi madre y yo tenemos títulos “mobiliarios” y de cocina.

Mi madre se llamaba Esperanza Pisuerga Aversite Pasasporaqui, las amigas la llamaban “La Poraqui”, y la verdad no sé por qué, porque otra cosa no pero la Poraqui lo que es por aquí no se pasa hace un lustro, justo desde el día que nos robaron la caja fuerte y todas las joyitas de la bisabuela Nosdedios.

Digo yo que La Poraqui, que del perrenque que debió sufrir, desapareció y tal vez se encerraría en un convento. La gente es muy mal hablada y decían “de que” si estaba en Jonolú o en Benidors con los dineros robados, pero eso mi madre La Poraqui nunca lo haría. Lo sé porque estoy segura de que ella se casó por amor con mi padre, por muy loca que fuera y nunca le haría algo asín de feo. El caso es que desde ese día la Paquita Clavel y La Poraqui no se han vuelto a ver por aquí.




De la bisabuela Nosdedios, yo he heredado el nombre, porque la japuta se lo llevó crudo a la tumba. Mi nombre de pila es Nuestra Señora de Nosdedios del Coñojondo y Olé. Cuando murió la bisabuela, dejó a papi en la ruina, pero a papá que antes que Marqués y Conde se considera Maricón, no se le cayeron los anillos y puso el culo por las calles de todo Madrid hasta conseguir recuperar toda la riqueza de la familia. ¡Cuánto tuvo que sufrir ese hombre! De ahí el nombre de nuestro título “mobiliario”: Coño y Jondo, porque al parecer papá tiene el culo largo y hondo como las cuevas de Sésamo.

Y esta es la historia de mi vida que escribo mientras me rasco el chumino con la lata de un comino. Soy asín de finas, entiéndanme ustedes.



WILLIAM´S BLOOD (Grace Jones)

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La gruta estaba oscura, ya de por sí la humedad de la cueva te ciega, pero ese día estaba especialmente oscura. La niebla es un todo, parece formar parte de las paredes de la cueva, es un tejido gelatinoso que no te deja avanzar. Al final de la gruta se atisba luz blanca, pero se admira como a través de un cristal opaco, sólo me supone intranquilidad. Tengo la sensación de que algo pasa, esta a punto de pasar o ha pasado ya.

Recuerdo nítidamente echarme a dormir después de los juegos en la playa. Es viernes, eterno viernes, los viernes nunca han dejado de ser mis días favoritos de la semana. Es viernes. Siempre es viernes cuando Rebeca se pasa por mi casa a recogerme. Ya de niños, en época de escuela, todos los viernes Rebeca venía a recogerme con su tía Matilde para llevarnos al colegio por la tarde. El único recuerdo que guardo de su tía Matilde es la visión de sus tupidas medias negras, no me alcanzaba la vista más allá, era una mujer muy alta. Su tía siempre llevaba esas mismas medias tupidas negras en señal de duelo por alguien que murió, sin perdonar ni siquiera los veranos, y eso a pesar de que vivíamos en un pueblecito de la costa y la humedad hacía el calor sofocante.

Dicen en el pueblo que el día que murió su tía, Rebeca se guardó las medias negras de su tía como recuerdo. Yo sé que es verdad porque Rebeca me lo confesó en una de nuestras tardes de playa. Era viernes.




Ahora ya siendo adultos, Rebeca sigue recogiéndome los viernes por la tarde en mi casa. Llega cada viernes en su pequeño y flamante viejo coche, toca el claxon, levanta la mano y abre su grande boca ampliamente para sonreír con muchas ganas. Rebeca siempre sonríe. Es alta, como su tía, delgada y con grandes pechos. Sus pechos son un elemento característico de Rebeca.

En verano siempre lleva un pañuelo de lunares anudado al cuello o sujetándose el pelo, para luchar contra la insistente brisa marina. Sus labios siempre están pintados de rojo, rojo fuerte e intenso, el color del pintalabios de siempre. Rebeca es una muchacha de las de siempre. Siempre ha estado ahí, es eterna como las esculturas griegas. Todos los viernes de mi vida me ha recogido por la tarde en casa para llevarme a algún sitio. Ahora sigue haciéndolo.

Hoy como cada viernes, también ha venido Rebeca a recogerme y como cada viernes hemos venido a la playa. Allí disfrutamos de nuestro vino y de nuestros amigos. Pasamos las horas contando las cosas que en invierno nos han hecho sufrir, como dice aquella canción que le escribió a Rebeca aquel novio suyo de los veranos.

Allí en esa playa, serios aliados del calor, hablamos ligeramente de los demás, del resto de la pandilla y como cada viernes, después del vino y la comida, Rebeca y yo solos nos arrastramos por la arena ardiendo hasta nuestra gruta. Es esta cueva, un poco alejada de la orilla. Me gusta ir dando traspiés con las algas muertas y el olor de la mar estancada en los charcos que salpican el camino. Ebrio y borrachos de sopor vespertino, acomodamos las toallas dentro de la gruta y nos echamos a dormir, una leve siesta, hasta que las gaviotas nos despierten con sus gritos e infecten nuestro sueño. Ruborizados nos solemos despertar para volver al pueblo otra vez. Me gustan los viernes y siempre será así.


Pero hoy es raro. No está Rebeca desperezándose a mi lado como es costumbre. La gruta está fría, más de lo normal, estamos en el mes de julio, aquí hace demasiado frío… y esta maldita neblina…

Allí afuera da la sensación de que está nublado y serán cosas mías, pero juraría que no me he acostado en esta parte tan profunda de la grieta. Tengo la impresión de que estoy más adentro que de costumbre ¿y esta niebla? ¡Qué lejano se oye el mar! Estoy empezando a ponerme nervioso ¿Dónde está Rebeca?

La arena húmeda silencia mis pasos, sofoca mis huellas. ¿Cómo cuesta tanto andar?

Me estoy agobiando ¿Qué pasa? Allí fuera hay luz, pero aquí cada vez entra menos claridad ¿Rebeca? No recuerdo haberme adentrado tanto en la gruta. Es imposible. Soy por naturaleza cobarde, lo reconozco, ni loco me adentraría en la gruta tan adentro. Me estoy sofocando, no consigo avanzar casi nada. Qué frío. Detrás de mí. Alguien andando. Aquí hay una mujer. Una mujer vestida de negro.

- ¿Rebeca?

- No soy Rebeca, soy su tía ¿me recuerdas, verdad?

- ¡Qué! qué maldita broma es esta ¡Vete a la mierda!

- Soy la tía de Rebeca. Lo terminarás entendiendo tarde o temprano.

- De qué coño me hablas, me quiero ir de aquí. Me estoy agobiando ¡Socorro!

- Tranquilo, puedes irte. Te costará avanzar, pero podrás salir. Siempre cuesta llegar a donde no queremos mirar.

- ¿Qué dices? ¿de qué me hablas?

- En la muerte ocurre igual que en la vida, nunca queremos pasar por lo inevitable. No queremos sufrir la muerte de un ser querido, no vamos al médico para evitar malas noticias. Descuidamos y aplazamos el momento eternamente, a veces inconscientemente. No es que no puedas avanzar por la gruta, es que realmente no quieres andar. Tienes miedo de lo que vas a ver. De lo que te vas a encontrar.

- ¿Quién es usted y qué diablos hace aquí? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Rebeca?

- Ya te he dicho que soy su tía. Si te fijas bien podrás ver a Rebeca casi a la salida, junto al sitio donde os echasteis a dormir ¿La ves?



Estoy muy nervioso, tirito de frío. Estoy prácticamente empapado y sólo llevo un pequeño bañador. Me doy cuenta de que la mujer lleva medias, tupidas y negras. No entiendo nada. Tengo miedo. Quiero llorar, tengo ganas de llorar. Qué angustia. No quiero darla la espalda, no me fío, pero los nervios tampoco me dejan salir corriendo.

Fijo la mirada, al fondo aparecen siluetas. Sí, me da la sensación de que hay más luz y varias personas al fondo. La señora me vuelve a hablar:

- Deberías ir. Verlo cuanto antes. Luego todo irá mejor.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Me quiero ir. Avanzo mejor por la arena. Hay una silueta de mujer, creo que es Rebeca, la he reconocido por sus rizos. Sí, es ella. Estoy seguro. Pero hay más gente con ella. No está sola. Hay más luz conforme avanzo. La niebla no se disipa. La señora se quedó atrás. Qué mujer más rara. Me marcho, me voy de aquí.

Llamo a Rebeca: - ¡Rebeca, Rebeca¡ No debe oírme porque ni se inmuta. Se agacha al suelo y cubre su cara con las manos ¿Qué está haciendo?

Hay más luz, destellos color naranja. Hay una ambulancia. Me asusto y empiezo a correr. Avanzo y me acerco. Policías, enfermeros y el resto de amigos. Rebeca grita en el suelo. ¿Pero qué está pasando? ¿Qué ocurre joder..? ¡Rebeca, Rebeca…! Freno en seco. Las rocas del techo se han desprendido, han caído encima de alguien y lo han aplastado.

Me quedo helado, congelado, aturdido. La niebla se ha disipado de repente. La señora de la gruta vuelve a aparecer. Es la tía de Rebeca. No hay duda. Ella está muerta y yo también. Mientras dormía la siesta una roca se desprendió, cayó de la pared y me aplastó el cráneo. Rebeca está gritando desconsoladamente mientras me tapa la desfigurada cara con su pañuelo de lunares.

Me llamo Guillermo. Hoy como siempre es viernes y acabo de morir.

DOMINGO DIESEL (Miqui Puig)

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TERCERA PARTE: Historia de una mudanza. La casera franquista y el gitano rumano.
El sábado ya éramos sólo tres para continuar con la mudanza. Uno de mis dos hermanos dijo que se cagaba mucho, que iba al baño y que ahora volvía…no sé, digo yo que se iría por la taza del water porque no lo he vuelto a ver.
El sábado otra vez ahogados, sube que te sube las cajas de Husband y muebles varios.
De repente suena mi móvil:
- Oye que soy la antigüa casera
- Ah sí, ¿la franquista que dice que no quiere mariquitas en su casa aunque sean muy limpios?. Qué maja señora….y qué coñ..quiere ahora?
- Que voy esta tarde a la casa para ver cómo está.
- Pero si el alquiler se termina mañana y éstá sin recoger!!!
- QUÉ NO ME LLEVES LA CONTRARIAAAAA, QUE ESE ES TU PROBLEMA, QUE TAL QUÉ CUÁL…Y QUÉ VOY, QUÉ VOY PORQUE SOY MUY HIJA DE LA GRAN PUTA Y PUNTO!!
- QUÉ NO VIENE!
- QUÉ SÍ, QUÉ VOY!
- QUÉ NO VIENE!
- QUÉ SÍ !
- …bueno….vale, pero porque yo quiero eh?!

Hale!! Otra vez corre, corre que te pillo con las cajas y la furgo en doble fila, avisando a mi antigüa compañera pa que limpiara que venía la casera franquista a vernos!!.. La otra, que estaba resacosa…tela, telita, tela…no nos iban a dar la fianza aunque pusiéramos velas a Lourdes María, porque la casa todavía evidenciaba el último fiestorro padre que habíamos tenido en la casa.



En ese momento me llaman los del contrato de la Pepefurgo que si vamos a tardar mucho en devolverla….¿eh?, les digo que no, pero que a lo mejor tenemos que ampliar contrato porque no me daba tiempo, todavía tenía que ir a i-KEA, comprar muebles, cargar, subir los cuatro pisos, etc. Total que con el estómago en un puño salimos echando leches hacia i-KEA.
Por el camino me llama un extranjero al móvil, a estas altura me cagaba en la madre que parió al que inventaba el susodicho aparato:
- ¿Síiiiii??? (atacada viva estaba ya, yo)
- Soy una pobre “domerina” de la Bosnia-Herzegovina, qué quiero comprarle el coche…
- Cooooñooo, ¿y tiene que ser ahora?!! La franquista en camino, la furgoneta alquilada con el contrato a punto de vencer, sin tiempo pa devolverla y yo camino de i-KEA al borde del infarto.
- Síiiii, soy una pobre domerina….
- Qué sí, coño! Qué ya me lo sé de montar to los días en metro…¡que ahora voy!
Hale, media vuelta a la Pepefurgo…”En busca del Bosnio perdido”: El Bosnio no era tal bosnio sino que era rumano, pero vamos que son primos-hermanos feos el uno del otro. El rumano se plantó allí con el dinero en el bolsillo y un niño como complemento a juego con sus dientes de oro.
Yo que vi el dinero en calderilla me volví loco del coño y le dije que si me traía más, esa misma noche se podía llevar el coche, que hacíamos un contrato asín como si ná y que se lo llevaba. El rumano fastidiado se marchó con la intención de volver por la noche con un fajo de billetes más abultado y haciéndome jurar por sus muertos que el coche será suyo y que le dejaré llevárselo por la noche cuando vuelva con más dinero.



Total, que emprendemos otra vez el camino a i-KEA y nos ves como las locas, a mi hermano (el que no se había ido a cagar todavía), a Husband y a mi comprando compulsivamente: escobillas del baño, camas, cuberterías, muebles sillón-cama-sofá y hasta armarios empotrados…todo como las locas, con las tapas de los tacones desgastaos y empujando los dichosos carritos de i-KEA.
En estas que en plena euforia “compril”, me llama mi compañera de piso que por favor acuad raudo y veloz a la casa que la franquista ya está de camino. Todos a la pepefurgo que viene la franquista.
A esas alturas de la película yo tenía los ojos desorbitados, el corazón en la boca y las manos como muñones de cargar tanto mueble. Para más coña en el camino desde i-KEA a mi casa (que habremos hecho doscientos millones de veces a lo largo de mi vida) vamos y nos perdemos por la M-30, tócate los cojones María Manuela (primera travesti reconocida de la Historia).
Llegamos después del periplo por la M-30, sin aire que tragar y hediendo a sudor, cosa fina. A cada rato que pasaba, Husband, mi hermano y yo nos pareciamos más a los rumanos que estaban a punto de llegar.
El plan era que mientras “room mate” y yo lidiábamos con la franquista, ellos investigarían en la DGT si podíamos vender el coche en el momento sin más requisitos administrativos.


Entro en el portal y allí está la franquista con cara de mala hostia y un bastón. Las señoras de bien siempre llevan un bastón, aunque no lo necesiten, pero así se hacen las potentes.
La franquista además de homófoba, fotofóbica, agorafóbica, xenófoba e hija de puta, también es muy zalamera y con palabras amables me presenta a su hijo. Su hijo era un maricón sarasón y oso. No falla. A mi lo de tener a mi lado uno de mi condición me relajó un poco más, la verdad. Subimos al piso y cuando entramos me encontré a “room mate” colgando una cuerda de la lámpara para quitarse la vida, antes de enfrentarse ella sola a la franquista-casera. Al verme a mi se relajó, y decidió que la cuerda la dejaba colgada allí para mi por el buen rato que le había hecho pasar.
Empieza la inspección de la franquista-casera y nos suelta que somos unos cerdos, que las sillas no se sacan a la terraza, que las cortinas están sin planchar y que las faldas de la camilla de abuela cebolleta tampoco: -Vayáse a cagar. “Asinito” se lo dijo “room mate” a la franquista. Se armó el pitote, mi compi gritándole como una verdulera a la vieja, la vieja como las locas recogiendo los pañitos de la casa, no se lo fueramos a robar y yo que me meaba de la risa al ver al oso maricón de su hijo abanicarse con un pai-pai por los disgustos. La franquista se fue refunfuñando por lo bajo, mientras mi compi la mordía en una pierna cual perrillo pequeño. El marica de su hijo se fue y me guiñó un ojo. No estaba mal el oso.
Siguiente etapa. El rumano. En estas que llegan Husband y mi hermano y me cuentan que nones, que el coche no se lo podemos vender al rumano sin que lo hagamos por una gestoría o cambiemos los papeles del coche antes en la DGT. Así que ahora, coges, le echas huevos al asunto, bajas y le dices al gitano rumano con los dientes de oro que por favor no te parta las piernas, pero que no le vendo el coche, que si eso otro día. Cuando llego al sitio concertado con el rumano gitano, me encuentro con el gitano rumano, el patriarca rumano y el primo chungo con cazadora de cuero. Me giñé en las bragas, así, tal cual os lo digo, os lo juro. Husband y mi otro hermano también se habían ido a cagar. Así que le dije al gitano rumano lo que le tenía que decir, tampandome el abdomen para frenar la cuchillada, pero el rumano, sacó su móvil (mejor que el mío) y llamó a una Gestoría que les abre los domingos, por ser cliente preferente, tócate los cojones María Manuela. Concertamos una nueva visita para el domingo por la mañana a las 12…..¿y mi mudanza pa cuándo?


Llamada del Pepecar: -¿oye, que si venís ya???? – ¿¡Quéeeee!?, si no me da tiempo, tengo la fregoneta cargada de cosas del i-KEA, no puedo….- Ah, que no. Muy bien, pues penalización de 100 euros. Que le aprovecheeee... – Muchas gracias, resalao, cagonlosmuertos...
Me quiero morir, la mudanza sin hacer y en la fregoneta ya van gastados si sumamos el parking para dejarla por la noche, unos 300 euros (si lo sé contrato la mudanza a un grupo de rumanos, total ya éramos como de la familia)
Llega el domingo.
La cosa se va calmando, para el domingo sólo quedaba llevar dos furgonetas cargadas enteras más a mi nueva casa, de cuatro pisos sin ascensor y por el camino pasarnos por la gestoría del rumano.
Ni que decir tiene, que el gestor del rumano era lo más parecido a un miembro del equipo de Juan Antonio Roca que a un gestor “legal”, el caso es que al final, hice de tripas corazón, me fié y le entregué el coche al rumano, que lo primero que hizo, fue ahogarlo y así el coche no arrancaba. Genial. Cagadita viva estaba yo con el rumano montado en el coche. Me puse nervioso. El dinero de la venta se lo había llevado ya Husband que hasta ese momento me había acompañado, con los nervios de ver que el coche que acababa de venderles a dos gitanos rumanos no arrancaba, agarré las llaves del coche me metí en él y cuando conseguí arrancarlo, para que no se me volviera a calar, me fui con el coche dejando allí a los rumanos, sin dinero y sin coche. La cara de los rumanos era un cuadro: “Isti ijoputa ispañol nos ha ingañao como a chinos, siñorina”.
Cuando volví con el coche, el rumano estaba afilando su navaja de afeitar. Le di el coche y hasta más ver. A casa a cambiarme de ropa interior que allí olía a caquita.
Fue entonces cuando me di cuenta de que en el camino, nos habíamos quedado Husband y yo para subir las dos furgonetas enteras a la nueva casa. Mi hermano tenía mucha prisa para no sé qué. Desde luego tuvo que ser muy importante porque tampoco le he vuelto a ver.
El domingo por la tarde me llamó “room mate” y me dijo que la franquista quería que limpiáramos los colchones pa devolvernos la fianza y que en vez de eso había decidido cagarse en los colchones, que si me parecía bien. Ah, hija, muy bien, tu cágate a gusto en los colchones y por la fianza ni te preocupes. Así que se cagó en los colchones y por extensión en la franquista. De ésta tampoco hemos vuelto saber nada, ni de la franquista ni de nuestra fianza.
En fin, que el domingo noche estrené nueva casita junto a Husband y para celebrarlo nos enfadamos, montamos un cirio que pa qué y casi nos cargamos la puta cama del i-KEA en la bronca. Todo muy bien, estoy muy contento y feliz.
El lunes por la mañana, recibo una llamada del rumano amenazándome porque el coche no le funcionaba, yo que ya estaba hasta el coño de esos tres días, me cagué en la madre que parió a la patria rumanía y tampoco volví a saber de él. Si es que cuando me pongo, me pongo.
Y hete aquí las razones por las que a día de hoy, he agotado las existencias de Valium, Tranquimazin y Ketamina de toda la Comunidad de Madrid.
P.d.: En mi nueva casa todavía no tengo Internet así que el blog se actualizará….vaya usted a saber.
Love. Forbidden (a.k.a. LaKaraoke histérica)

MY HOME IS NOWHERE WITHOUT YOU (Herman Dune)

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Manual para tontos: Pincha sobre el título para escuchar la canción.
Manual para listos: Pincha en hacerte seguidor de este blog, arriba a la derecha y conseguirás mogollón de puntos canjeables por regalos.
Love. Forbidden.



Se busca, sí se busca y mucho. Busco piso en alquiler en la bonita ciudad de Madrid. Misión imposible cosa esta la de vampirizar casas ajenas. Estudios empíricos demuestran que la oferta ha bajado porque la gente con casa necesita vender y obtener liquidez, por contra hoy día no compra ni el tato porque la gente tiene dinero pero se lo guarda pa pipas. Por otro lado toda la gente que se lo guarda pa pipas, tiene que vivir en algún sitio, digo yo, ¿y qué es lo que ocurre? pues que los compradores compulsivos de pipas también quieren alquilar en vez de comprar, total que 2 + 2 no son cuatro. No cuadran las cuentas y lo de buscar casa en Madrid para alquilar se ha convertido en una gymkhana muy heavy, pero heavy metal, os lo digo yo que lo sufro en mis carnes prietas.
La cosa va por partes.


PRIMERA PARTE. "La vie en Marrón-merde"
Parejita bienavenida se creen que se quieren mucho y deciden aguantarse los pedos mutuos bajo las mantas y el mal aliento mañanero. Qué ilusión, esta etapa se conoce como etapa la vie en rose. Pues la vida en rosa, se torna marrón a las primeras de cambio, pero marrón zurrullo!

El caso es que los pisos que te gustan a ti, no le gustan a él, los que veo yo, tú ni caso, y lo que eliges me parece cutre y lejos....

Después el descojone de los precios, los pisos ratonera y los pisos de la risa...¿qué pide cuanto por este desván acondicionado?...jajajajajajaja!!! ni los caseros que lo enseñan se lo creen, de hecho te muestran el piso con cara de perplejidad. Como si no se hubieran creido jamás en la vida capaces de engañar de tal vil manera. Pero lo hacen, vaya si lo hacen.
Por cosas del destino, encontré un anuncio escondido en una página web, y en la que parecía que el "casting" iba a ser light.....el piso era maravilloso, (o lo parecía), así que unos días después el piso era nuestro.

A continuación os cuento la mudanza, por partes, eso sí, porque dio bastante de sí.
Tenéis que perdonad mi laxo estilo contando esto pero estoy hasta el toto, sin tiempo, sin internet en casa y me veo ante la dificil tarea de actualizar el blog a ratos escondido en el trabajo. Actualizar el blog en los tiempos que corren, es pedirme demasiado. Pero os echo de menos, ávidos lectores, así que allá voy:
SEGUNDA PARTE. Historia de una mudanza: La casera franquista y el gitano rumano.

Y no, no es un chiste, verídico como la vida misma. Ya os contaba hace unos días en el blog que en breve  me mudaba. Decidimos Husband y yo irnos a vivir juntos y este último fin de semana del que todavía estoy sufriendo las secuelas, decidimos materializarlo, lo que sigue a continuación no es un chiste, pero podría serlo:

Viernes por la tarde. Alquila la furgoneta para la mudanza. Salgo del trabajo pelín tarde, como de haberme quedado a comer en el trabajo, ¡las cinco y yo todavía aquí! La furgoneta por recoger y yo aquí alisándome los pelos púbicos frente al ordenador en la oficina.
- ¡Atención chicossss!...que sí, qué ya!!! Qué se van los jefes!!!!
- Bieeeen,.....AARRGGHHH…..BRRRUUMMM….CATAPLÚN! Estampida general! Todas en el despacho como las locas arremangándose los bajos de los pantalones escaleras abajo pa pirarse a su casa.
Ya libre, salí corriendo en mi bonito coche, que por cierto llevaba puesto en venta doscientos años, echando humo (literal).
Llegué a la que en breve sería mi antigüa casa atacado que todavía quedaba mucho por deshacer.
Mi hermano se había adelantado para ayudarme y el majete para que yo no me esriñonara mucho me había descolgado un cuadro de la pared…- muchas gracias mono, me dejas mucho más tranquilo, ahora sólo tengo que descolgar cuatro cuadros más y….guardar la ropa, fregar la casa, planchar las cortinas, hacer las cajas, desmontar la cama, desmontar la otra cama, quitar los espejos, pulir el suelo y recoger las estanterías, pero…oye eh!, que te lo agradezco igualmente, que pa eso somos hermanos,¡faltaba más!

Mientras, en la otra punta de la ciudad Husband buscaba la pepefurgo de los cojones. Total, que pa ese momento ya era noche oscura como los cojones de un grillo, en Madrid, cinco bajo cero, y allá que me voy con mi fregoneta y mis escasas pertenencias o lo que es lo mismo furgoneta y media llena de “tontás”.
Porque ya me dirás, qué de gilipolleces que tengo oiga: cinturones de todos los colores, brazaletes de las giras de Madonna, cintas VHS y hasta la colección entera de discos de salsa del Diario 16, ¡imprescindible, amos no me jodas! (de donde coño la habré sacado y pa que coño la guardo, peor aún…pa que coño me la llevo a la nueva casa?!)
El caso es que llegamos a la nueva casa, la furgo aparcada en la puerta de un garaje y en doble fila, mis hermanos y yo como las locas bajando las cajas con mi colección de discos de salsa, azuuuucar.....
Primera hostia de la noche: UN CUARTO SIN ASCENSOR: Mis hermanos son políglotas desde ese momento, se cagaron en su santa madre, que también es la mía en arameo, en judío, en berebere y en la lengua de los elfos!!...cuando ya tenemos todo arriba y nuestros pulmones también en cajas, me dispongo a enseñarles la bonita casa que hemos alquil…NO ABRE LA PUERTA, NO FUNCIONAN LAS LLAVES!!!! La furgoneta en doble fila, bloqueando un garaje, se oyen los pitidos desde el portal, las cajas por toda la escalera, nosotros sin resuello. Ole y ole...!VIVA!! Llamo a la dueña y me dice que uy, que lo siento pero que me vaya a buscar las llaves tres manzanas más abajo, ¿ah sí? ¿Dónde?? – a ver que tomo nota…sí, en la calle Capitán del Oro…..sí, sí, la conozco….número sesentayCLONC-HOSTIÓN!!!...coño…EL-MISMO-PORTAL-EN EL QUE VIVE MI-EX!!!….bajé los cuatro pisos del tirón. Ahí me dio el primer perrenque y me quedé muerta!
La sangre no llegó al río y Husband y uno de mis hermanos decidieron ir a por las llaves, no sea que tuviera un encuentro en la tercera fase y aparte del pulmón que ya tenía en las cajas, tuvieran que tratarme de una angina de pecho.
Llegaron las llaves, abrimos, terminamos de subir las últimas cajas del día, engrasamos nuestros riñones  y luego nos fuimos a dormir todos a casa de Husband, Antes de dormir continuamos haciendo cajas, pero ahora en su casa. Mañana más.




WOULD YOU? (Holly Throsby)

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CON MUCHA Y CON POCA VERGÜENZA (Segunda parte)


Esta es la segunda parte de las historias de hombres que se me quedaron dentro. Sin sexo o con mucho. Chicos que vinieron un día a visitarme y se quedaron para siempre, sueños casi hechos realidad, todos efímeros. Pelo en pecho de un rato, como de caída de hoja otoñal.
Catálogo masculino de sueños púberes de hombre adulto. Sueños onanistas del momento que sirven y sirvieron como carga de articulación, de la muñeca.
Maridos que pudieron haber sido pero nos casamos ya divorciados, amantes que fueron y no duraron para siempre, como todo en esta vida.
En esta segunda parte fotografío a dos reyes del sexo.

Con mucha y con poca vergüenza os presento a:

El casado vicioso.
Lo conocí de una manera tan vulgar que no merece la pena ni mencionar, ni recordar. No es vulgar un cuarto oscuro, ni una mirada por la calle. Lo demás son modos vulgares y comunes de conocer amantes. Estaba casado, verdad o mentira, eso siempre es un gancho estupendo para lubricar la imaginación y el ano. Era extremadamente pijo, no era guapo ni era feo, era más alto que yo y más niño que yo. Era más joven, le llegué a preguntar si era del Opus, porque tenía todas las papeletas, se rió y me dijo que no. El primer encuentro apenas cruzamos dos palabras: sitio y lugar. Su mano ya estaba perdida entre mis pantalones y a mi me temblaban las piernas. Vámonos. Sí. Adiós.

Llegó hora y lugar. El sexo fue tan bueno que es lo más cerca de una paja de lo que he estado jamás en mi vida. Bueno, “jamás” me parece demasiado tiempo. Con él sobrepasé los límites, nos hicimos protagonistas de una película de Bigas Luna. Sin tapujos, sabía lo que quería, y lo que quería era romper uno a uno todos los tabúes masculinos. Rasgamos todas las membranas corporales y morales que conocíamos y las que estábamos por conocer. Los encuentros ocasionales con él se convertían en una orgía multitudinaria de dos.

Primera regla, sin teléfonos, sin forma de contactar, estoy casado y no me la puedo jugar, mira el anillo. Otra regla: los sábados estaba prohibido quedar porque tenía que cumplir con su mujer. Sólo eso hacía que quisiera repetir una y otra vez, una y otra vez. Las citas eran difíciles, casi quedábamos por signos, por señales y pistas que dejábamos por la gran ciudad. Una gymkana que nos llevaba a un sexo desaforado, sin límites, de leche y agua infinitas.

Detrás del sexo, llegó la charla y la conversación: -No te irás a enamorar de mí. Yo nunca tuve intención. Os lo juro, nunca me acerqué. Pero creo que él ya estaba afectado, intoxicado de mí. Nunca pensé en cambiarle de casilla en mi tablero y aunque me revolvía las tripas del revés, nunca pensaba en él más de media hora seguida antes y después de comer(nos). Creo que él sí que se vio trastocado en algún momento. Quería verme más a menudo, decía que pasaba de él, pero la Vida es rápida y a mi me quitó de su camino. Sin ni siquiera yo quererlo, mi vida me dio otro pequeño toque de atención y ya no podía acudir a sus señales, no podía responder a sus signos, quería y no podía. Sabía que los días estaban contados. Hubo una última conversación, como otra cualquiera, no era una conversación de despedida, pero fue la última, creo que yo sí lo sabía, no lo recuerdo.

Hoy sigo sin saber de él, pero recuerdo sus pantalones de pinzas y su polo Ralph Laurent, su pelo largo y su cara de niño malo.
Lo peor de él es que su inmovilidad conyugal, lo hacía tan accesible, que podría ser el amante perfecto.



No uno más en la discoteca (el astronauta).
Rollos de discotecas hay por doquier y son la esencia misma de la noche. “Poder follarte a alguien en una cabina del baño”, esa frase contiene los vocablos mágicos que hace de la noche todo un mito sociológico y antropológico. La cosa no suele pasar de varios magreos, tres besos y un calentón que intentas rematar en una casa.

Ese día fue de los bestias. De los de la pérdida de cualquier arma mental, mis defensas mentales abatidas por el alcohol y los excesos. Se había librado la fácil batalla de embaucarme y yo había perdido, me sabía esclavo de la noche. Era un día bestia y así fue el encuentro.
Recuerdo una noche de mucho baile, era muy jovencito yo, es decir menos de 30, 27, 25 o incluso menos, ni me acuerdo ni quiero, qué más da.

De repente las horas empezaron a pesar, ya la música se amontonaba en mis tímpanos y quería descansar, charlar, reírme sentado en un sofá. Engañé a dos amigos y conseguí que me acompañaran no más de cinco minutos, así que me quedé solo allí sentado, bajando de la noche, enfriando para marcharme. Él deslizándose se acercó, como un Drácula de Coppola, y se sentó a mi lado. Parecía hetero, vestía de manera rara para estar en una discoteca y llevaba gafas de sol. Llevaba náuticos y pantalones vaqueros clásicos, no recuerdo si polo y jersey. Algo parecido. Sólo pensar en él vuelvo a ponerme nervioso y me entran los típicos sudores fríos que me lastiman la madrugada y me vuelven a enganchar a la siguiente. Me sonrió. Era muy guapo y estaba acompañado por una chica, les vi morrearse y al rato ella se marchó. Esto no estoy muy seguro de haberlo vivido. El caso es que se sentó con una pose muy masculina a mi lado, se abrió de piernas y volvió a sonreírme. Yo hice por devolverle el gesto, pero sólo salió una mueca de mi cara, algo parecido a una sonrisa. Empecé a sentir otra vez un poquito de calor. Se abrió más de piernas y me rozó. Su tacto fue un rayo destrozador, eliminó por completo el paisaje que nos rodeaba, la discoteca desapareció y con ella mis amigos. Estábamos solos él y yo. Ni siquiera la chica del vestido rojo con la que antes se besaba. Se incorporó me tendió la mano, se la di y me obligó a tocarle, entré en sus pantalones. Volvió a reírse. Esta vez yo ya estaba despierto y a su sonrisa reaccioné siguiéndole al baño, por aquel suelo en el que antes había una discoteca, ahora sólo paseábamos él y yo. Nos metimos en el baño y alucinamos, nos besamos, nos desnudamos y actuamos como si fuéramos novios desde hace años, bromeamos, y nos decíamos cosas como de estar limpios, recién duchados, lo que había fuera de aquella puerta no tenía que ver con nosotros. El amor duró eternamente, fue un sexo como perdido en el espacio. Sentía que hacíamos el amor y de repente una escotilla de la nave espacial se abría y quedábamos eternamente unidos flotando en el espacio. No recuerdo cuando aterrizamos, sólo vi su sonrisa deslizarse por la puerta. La discoteca volvió a renacer. Yo volví a ese lugar buscándole días después pero allí sólo quedaba una discoteca y no encontré ni rastro de nuestra nave espacial ni del otro astronauta.

CARNE, HUESOS Y TÚ (Alaska y Dinarama)

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NOTA: Después de una semana en la que todas las entradas han tenido algo que ver con Olvido Gara. Ya siento el hastío. Pese a que no soy partidario de repetir en tan poco tiempo artista, las circunstancias me han obligado: la muerte de Susi Pop, el regalo del cumpleaños del blog y hoy toca la segunda colaboración de Sweet Charete, como no quiero efectuar ningún tipo de censura en los textos de colaboración, ahí va por tercera vez consecutiva un tema relacionado con Alaska, eso sí, esta es la última entrada que dedico a Alaska y cualquier derivación suya, léase Fangoria, Dinarama, Pegamoides, Kaka de Luxe, hasta la publicación de su nuevo álbum. AMÉN.
Love. Forbidden

Ayer estuve hablando con mi amiga la forbidden y le dije que había estado la noche anterior en el Teatro Español viendo Sweeney Todd, rápidamente m dijo q lo contara en su blog, como a su lado staba la karaoke ni corta ni perezosa m dice: últimamente no pa-ras…. con ese tonito suyo q ya sé lo q quiere decir cuando va d buena, pues nada, aquí m tenéis otra vez contando otra d mis noches q la verdad, la karaoke tenía razón, últimamente no pa-ro……



Sólo puedo decir q m encantó, a mí, q no m gustan los musicales absolutamente nada m quede aluciná, la película precisamente no la ví por mi rechazo a ellos, ya en el momento que entras te seduce el ambiente del Teatro Español q es un teatro d los d toda la vida con sus lámparas d cristal, terciopelos, palcos…..un teatro con solera, d los d rancio abolengo q no de rancias obras.

Al entrar tuve la primera sorpresa con el escenario, nada más verlo m gusto, sta muy bien montado y la segunda sorpresa no se hizo esperar, fue al sentarnos, al ser tan grande el escenario se tuvieron q quitar filas y como yo tenía la tercera en cuál nos sentamos??? en la PRIMERA, habían quitado las dos primeras filas!!!!! vamos!!!! si le veía a los actores salir la salivilla cuando cantaban, uno casi m da.



El comienzo es espectacular, se abre una puerta q es la q te va a llevar a la famosa Fleer Street y….no digo más por si alguien va a verla y le rompo el misterio. Los actores son actorazos, interpretan cantan seducen y juegan con el espectador, te meten tan de lleno en la obra que te vas creyendo todo lo q ocurre a tú alrededor y a todos los personajes, al barbero con su sed d venganza, al juez lascivo, a la loca d la cocinera, al niño...y q no se m olvido uno d los personajes q m resultan más divertidos, el barbero italiano q luego ni es barbero ni es italiano ni la voz es su voz ni el pelo es su pelo.

Como es la primera vez q h stado en primera fila yo, como buena cotilla q soy, no perdía ripio d todo lo q ocurría dentro y fuera, puedo decir q no hubo ningún fallo q el maquillaje y el vestuario eran geniales y q la sangre, sí señores SANGRE y por cierto mucha, era muy real y como salía…..a chorros…….


ETERNAMENTE INOCENTE (Fangoria)

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Hoy me vuelvo a repetir en un tema de Fangoria porque es otro de los regalos que hicieron en este blog. ¿Recordáis? Solicité canciones en el cumpleaños del blog para que yo escribiera sobre ellas. Esta fue la solicitud de uno de vosotros: ROOM MATE, mi compañera de piso.


Me han tendido una trampa con esta petición. Me han obligado a escribir sobre algo que no quería publicar escrito aquí. Quien lo ha hecho, sabe de sobra que no existe para mi mayor suero de la verdad que la escritura y que lo que contengo en palabras se me sale por las huellas dactilares. Quién me ha tendido la trampa, quiere que escriba para saber la verdad. Quien me ha tendido la trampa lee este blog con asiduidad y está esperando el momento. Quien me ha tendido la trampa no es la única persona que espera al otro lado de la red, para deleitarse o gritar de mala hostia por lo que se publique en el blog. Hay más gente que espera atenta una muestra, que se preguntan con curiosidad cotilla si escribiré sobre el tema. Gente que quieren saber y conocer nuestras reacciones, la mía y la de la persona que me ha tendido la trampa. Pues el momento ha llegado. Pero no esperéis ni vísceras, ni sangre, ni miel, ni rosas. No pretendo ser políticamente correcto, ni me mojaré ni me meteré con los dos pies en el río para probar lo hondo que es. Sabed que Verdad sólo hay una, la que cada uno afirma conocer.

Resumo. Hace ya más de diez años, que conocí a una chica en un trabajo, pequeñita y mona, con mala hostia, ¿carácter? y una vida familiar por bandera. Yo por aquel entonces salía de mi propio capullo, entiéndase capullo como la máxima de las expresiones. Nos hicimos amigos, nos enganchamos (palabra clave en esa amistad) y nos vimos similitudes. Hasta ahí todo normal, los amigos tienen que conocerse, sentirse afines y disfrutar juntos. Muchos años después seguimos siendo amigos, muchos años después y algunas broncas después. Bueno, miento, no varias broncas después, sino la misma repetida, pero con distinta intensidad. Más de diez años después, de sentir cosas parecidas, de tener vidas paralelas, demasiado paralelas ¿tal vez? ¿a veces?.

El año pasado mi amiga y yo decidimos irnos a vivir juntos. Llegó la hora y la ocasión se presentó ideal, ella se marchaba de casa y yo buscaba con quién compartir. Encontramos una casa, ideal y barata por aquel entonces. A mí ahora se me antoja fea y destartalada, pero cualquier guerra afea una ciudad y lo que entonces fue un París de alcoba y velas, ahora es Kosovo con dos dormitorios.

La ilusión duró un año. Antes del verano todo se rompió. Las cuerdas se tensaron antes. Creo que unilateralmente, pero no diré de que lado, porque esa es la Verdad de cada uno. Si me preguntas qué pienso, a través de mis lentes pienso y veo que la relación mutó ¿por qué? Mil historias, mil circunstancias, vaya usted a saber o a preguntar a la parte que más le interese. Pienso que la fricción de la cercanía, que no de la convivencia, creó un capullo como de mariposa y la relación mutó. La relación, se hizo crisálida y nació un monstruo feo y lejano, que se alimentó de frío y desentendimiento.

Peores fueron los remedios que la enfermedad, como energúmenos catacumenizados por ese monstruo nacido de la crisálida, no supimos ni yo ni mi amiga (nótese que el yo va por delante) encender la calefacción para matar al monstruo, ya era tarde y el Alien no nos dejó sentarnos ni a hablar.

Los intentos terminaban a gritos, poses de manicomio, y chulería de Chamberí. Éramos nosotros mismos vistos desde fuera, diciéndonos lo feos que éramos, feísimos. Ella era gorda y horrorosa y yo feo y calvorota. Protagonistas del circo de los payasos. Siempre he ignorado a los payasos por aburridos, el circo que nunca me gustó. Ahora yo en la pista principal tirándole tartaletas a la cara a ella.

Tras la tormenta, calma forzada. Tras una noche de los cristales rotos, ella se fue de viaje lejos y volvió, lejos también. Yo la vi de vuelta y me entraron los nervios. Seguía viéndola fea. Creo que ella también a mí, sé que sí...

Parece que los más de diez años cerraban el telón. Tragedia greco-romana, protagonizada por los payasos de la tele. Lo peor de todo, la sensación de descanso, de ¡por fin! El monstruo se había hecho mayor.

Pero como en los cuentos de hadas en los que vivo por lo menos media hora cada día, una mañana tras jugar al escondite con el monstruo, conseguimos darle esquinazo y lo dormimos. Le envenenamos con palabras cálidas y nos hicimos con él. Mi amiga y yo hablamos y rebobinamos unos días: mucho tiempo, mucha edad y poco estómago para esta situación. Había que pararlo y dejar hibernar al monstruo. Del plan sólo una medida: La separación. Acordamos la misma solución que para arreglar una pareja: -No sé yo… eso nunca funciona, las parejas si se separan dejan de serlo. Eso es confundir solución con final. Craso doble error, desde sus lentes y desde las mías, no se pone solución de pareja a unos amigos, porque los amigos no son pareja, sólo son amigos. Esas son mis gafas. Sus gafas: Si los amigos no son pareja, tal vez funcione. Tal vez.

Hoy ya hemos partido bienes, ella tiene casa nueva y yo también. Me voy con mi novio a vivir y con ilusión, no vayáis a creer que aprovecho coyunturas (pero eso ya os lo cuento otro día).

En cuanto a ella, he de reconocer y me quito las gafas para ello, que si hoy seguimos hablando ha sido porque en los últimos días ha hecho cuanto realmente estaba en su mano para que la cosa no se terminara de joder ¿interés o no?, recalco que hablo sin gafas. Me da igual, no entiendo de economía, sólo sé que si me tocas la tecla respondo (por algo soy amigo de La Karaoke). Ahora el monstruo vuelve a estar en un capullo. Me vuelvo a poner las gafas. Yo lo veo de color de rosa. Tal vez cuando vuelva a abrirse encontraremos ese cuadro de los Strokes que nunca llegó a colgar en nuestro salón. Tal vez el capullo se pinte de los colores de los que nunca pintamos nuestro piso.

Por el momento mi amiga y yo hemos vencido esta guerra bidireccional, hemos aguantado el tipo y hemos conseguido salir airosos con las gafas intactas, y eso amiga es mucho, porque para sentir, antes hay que ver.
Besos.

SALTO MORTAL (Fangoria)

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Se ha muerto Susie Pop, La Verdadera Nancy Rubia. Se ha tirado por el Viaducto. Se ha suicidado. Se ha tirado al vacío y se ha matado. Ni ha volado, ni le han salido alas, ni nada poético ni bonito, se ha espanzurrado y Se ha muerto una mujer. Un punto contra el asfalto de Madrid.


Me ha impresionado su muerte.

Todas las muertes me impresionan. Pero si se muere alguien con quien has pasado los mejores momentos de tu vida, emociona más, impacta más, si la corrección política me permite usar la palabra impactar.

No era amigo de Susie Pop, ni siquiera conocido, apenas habíamos cruzado dos o tres conversaciones por la noche, que a lo sumo habrían durado 10 minutos todas juntas. A los que habría que sumar innumerables halagos de fan fatal a las tres de la madrugada: - Qué guapa estás Susie! - Qué chulo el concierto Susie! - ¡Ay Susie cómo vamos eh! -¡Dame un beso guapa!...Y Susie se prestaba sin rechistar a sufrir toda esta incontinencia verbal mía de fan fatal pasado de vueltas en las discotecas de Madrid.

En estos efímeros encuentros a Susie no le faltaba una sonrisa, ni una sola de las veces que la ví. Me parecía maja y buena persona, pero vaya usted a saber, porque yo no la conocía. Me hablaron de ella por primera vez en casa de unos amigos en una fiesta, uno que había allí fue compañero de clase de Susie, antes de convertirse en Susie: sí tío, ¿no sabes quién es Susie Pop, una que parece un tía, pero es un tío!? – ¡Mira, guapo, en esa descripción me entran el 50% de Chueca que tiene las cejas depiladas!!

Dos horas más tarde me la presentaron en la disco que abría los domingos en lo que ahora es la sala Heineken de Madrid, (allí vi bailar por primera vez en tanga y tacones a La Menor, la go-go abanderada de Madrid). Allí me presentaron a Susie, fue agradable y aguantaba el tipo de mil maravillas, sabiéndose diferente de cojones a medio camino entre un David Bowie de los primeros años y una Marilyn de madrugada. Fue simpática, qué más le podía pedir. Cada uno a lo suyo.

Años después llegó su amistad con Alaska y compañía, y se hizo algo más conocida por formar parte de la compañía de Alaska, Mario Vaquerizo y amigos.

Según me contó una que estuvo allí, fue en una fiesta, creo que en Barcelona, en casa de Juan Pedro, la Nancy Travesti, que surgió la idea de crear las Nancys Rubias, la idea partió de la Nancy Travesti.

He leído que Susie logró un sueño subiéndose a un escenario como parte de las Nancys, La Verdadera Nancy Rubia, se hizo estrella. Puedes creer o no en que la cacareada Removida madrileña, exista o no, eso sólo el tiempo lo confirmará. Susie Pop forma parte de esta época removida o no y no me cuesta imaginar que dentro de unos años, en una fiesta, alguien recordará a Susie Pop y se desempolvará un disco de las Nancys para recordarla. No tardarán en llegar las camisetas estampadas con su cara Bowiereiana.

Soy un nazi de la depresión, no la entiendo y no la tolero, me enferma. Soy un nazi. No sé qué motivos llevaron a Susie a dar ese Salto Mortal, no pretendo fiscalizar sus intereses, emociones ni razones pero no puedo evitar sentir rabia por alguien que se quita la vida con 34 años, tres más que yo. La vida es muy puta, un día en el colegio te llaman mariquita y años después tu novio es la envidia de los mismos que te insultaban. Yo por votar, voto por estar, no por saltar. Ahora, que cada uno haga con su cráneo lo que quiera, faltaría más, pero yo soy más de hacer un drama con los pies en el suelo. Sin volar, que eso es para los pájaros y la gente rara.

Qué queréis que os diga, me ha impactado más que Susie se haya muerto que se muriera el Padre del Rey, creo que el ocio es la verdadera Vida, que las cosas de Estado y el Trabajo son necesarias, pero es la parte de la Vida más chunga. Sin embargo el ocio, la farra y la risa son lo que yo llamo vivir y de los 10 minutos que conozco a Susie Pop, los 10 pertenecen a esos momentos. Muchas risas en sus conciertos, muchos sueños al hablar de ella y con ella, mucha tontería de esa que tanto me gusta…por soñar que no quede.

Susie Pop es lo más cercano que he podido estar a:

- La Factory de Warhol
- Alaska
- Los travestis
- Los transexuales
- La movida madrileña
- La película “Más que amor, frenesí”
- Almodóvar
- El mundo de la noche
- Los niños mariquitas
- Los hombres
Y esto es mucho de lo que hay y quiero que haya en mí. Por eso siento su Salto Mortal.

 
Dedicatoria de Alaska a Susi Pop en su libro "Transgresoras":"A Susi Pop, que no es hombre, ni mujer ni travesti, ni falta que le hace. Es mi niña".

I REMEMBERED (The Wave Pictures)

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PRIMERA PARTE


Chicos de los que me enamoré. La historia que soñé y que nunca fue. Hombres fugaces con los que me emocioné y que ahora recuerdo sólo a medias, con nebulosa y con esfuerzo. Rollos de un rato, tres conversaciones, sexo pequeño y del bueno, en un baño público o en mi casa.
Os presento mi catálogo de lencería íntima. Todos ellos son mi catálogo de sueños húmedos. Los hombres perfectos, porque fueron sueño hecho realidad y desaparecieron antes de despertar. Ahí reside la perfección.
Así se escribe el hombre perfecto. Hombre perfecto es ese que arañas y al que no ves cicatrizar.
Algunos no fueron ni siquiera sexo pero hoy me sirven de excusa para practicar la memoria y la palabra. Hoy los utilizo para fotografiar un poquito mi alma con una Polaroid, instantánea sin calidad.
Con mucha y con poca vergüenza os presento a:

Sergio, portero de discoteca:
Tenía cara de malo, rasgo imprescindible para que se me nuble cualquier atisbo de razón. No era muy alto, pero miles de atributos mayores, conseguían que no me importara lo más mínimo. Defiendo y exijo como axioma que cualquier hombre que quiera estar a mi lado pueda mirarme por encima del hombro. Sergio era más bajo que yo, pero conseguía mirarme por encima del hombro. Era mayor que yo, atractivo, malo y divertido. Lo conocí en un bar de Londres al que por aquél entonces acudía casi a diario.

Yo normalmente iba solo, buscando la soledad de la gran ciudad. No hay sensación parecida a estar sólo en una gran ciudad, es inmensa, me encanta lanzarme a buscar gente, a buscar sexo, a conocer y estar dispuesto a hablar incluso sólo. Me fascina esa situación, es de mis preferidas. Coger un taxi y perderme, montarme en tren y en metro sin conocer exactamente el destino, me gusta mucho. Es un poco el chocolate de las situaciones. Perfecta.

Sergio estaba allí noche tras noche, guasón, mandón y ni me miraba. No sé qué ocurrió ni que nos llevo a ello, pero una tarde, pongamos que era miércoles entonamos una conversación, me habló de su madre que era española, él había nacido en Inglaterra o en Grecia o en Italia, no lo consigo recordar. Sergio conocía el País Vasco y balbuceaba italiano pensando que era español. A esa conversación le siguieron una, dos y tres tardes más. Nunca pasaba nada, yo le acompañaba por las tardes mientras hacía su trabajo de portero, al final del turno me invitaba a una pinta y tonteábamos. Mientras, él ejercía sobre mi su hechizo de latin lover anglo-hispano. Tocaba el saxo o algún instrumento de viento, no sé, tal vez era la guitarra.

Pongamos que fue también un miércoles cuando Sergio me besó. En la puerta del local, del bar al que siempre vuelvo cuando estoy en Londres.

Aquella noche le traje la cena a la puerta, se la tomó con ganas allí delante de mí, en nuestra puerta, en nuestro lugar. Con su cazadora negra abombada, la perilla recortada y la piel dura. Me agarró. Me enganché a sus hombros y me besó. Me besó el tiempo suficiente para que años después todavía piense en él.

Como en las historias de Hollywood, huelga decir que después de ese beso nunca más le volví a ver. Yo dejé Londres por muchos años y cuando volví Sergio ya no estaba en nuestra puerta. El local aún hoy todavía sigue allí, y cientos de personas pisan a diario esa baldosa fea y gris, ese escalón del Soho londinense, que siempre será de Sergio y de su beso.


El pecoso del café:
Durante unos meses trabajé en una cafetería de Londres a la que a diario acudía un chico algo mayor que yo. No mucho. Suficiente. Venía siempre con traje, sonreía, nos mirábamos y jugábamos durante media hora todas las tardes. Mi timidez parcial a la que soy fiel por principio, sólo me permitía echarle una sonrisa a lo sumo dos y ya cuando la relación se iba afianzando invitarle a algún café, pero siempre con gestos, nunca llegué a cruzar más de tres palabras con él. Un poco más alto que yo, un poco más guapo que yo, un poco mayor que yo, aunque creo que eso ya lo he dicho. El chico elegante estaba cargado de pecas.

Durante semanas desapareció del café y ya no volvió a frecuentar mis tardes detrás de la barra y la bandeja.

Recuerdo la tarde que reapareció perfectamente. Llovía en Londres, era agosto. La temperatura era ideal. Estaba fuera en la terraza que teníamos, cubriendo con el toldo las mesas. Las calles estaban vacías. Olía muy bien a acera mojada de gran ciudad. Por el ventanal, los almacenes Harrods.

Un varonil saludo de buenas tardes le precedió, vestía de lino. No podía más, estaba guapísimo y como una colegiala anuncié a una amiga lo entusiasmado que estaba con esta nueva visita. Estúpido de mí. Todas mis compañeras corrieron como tontas comadronas a hacerle llegar un mensaje que nunca le envié y yo avergonzado corrí a esconderme en el almacén. Como de niño de parvulario, adiós a la magia y a sus pecas. Qué ridícula situación. No recuerdo si salí o no del almacén, pero el caso es que ya no le volví a ver nunca más por el café. Pronto dejaría mi trabajo para volver a España y sabía que nunca jamás le volvería a ver..…¿o si?


Sucedió una noche. Estaba en una discoteca londinense, celebrando algo, un evento, una fiesta, algo, era lunes o era jueves, que más da, el caso es que entre el bullicio y la gente exaltada que me rodeaba, vislumbre a un chico de pelo rizado, abultado, tocado con un pequeño foulard y ataviado con sus mejores pecas. Él estaba allí. Guapo y sonriente. Me acerqué y sin mediar palabra me besó, sin pensarlo, sin situarse, rápida y convulsivamente. Me arrebató de mi grupo, me magreó y me besó sin gusto, sin sabor y de malas formas. Algo estaba fallando. Le miré y me di cuenta de que él iba muy borracho, tal vez drogado. El desencanto fue fulminante, no hubo una segunda oportunidad, un rayo resquebrajó la ilusión. Me aparté y me marché.

Hoy todavía pienso que será de él, pero de él ya sólo sé que era francés.

CONTINUARÁ....

ÁMIGO FÉLIX (Enrique y Ana)

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He conocido la historia de la niña que se quiere morir. No es única y además las historias de la gente que se quiere morir me parecen poco fascinantes y feas, muy feas. La muerte es fea de cojones, la verdad, la muerte es como combinar azul marino y negro, un despropósito para la retina.


Hannah Jones es el nombre de esta heroína de la muerte, con trece años se nos ha presentado en los telediarios a predicar que ya no quiere ositos de peluche, que sólo quiere viajar a Disneyworld y que no quiere más operaciones que la revienten el alma y las ganas de seguir, porque el corazón ya lo tiene roto. Se niega a que la operen nuevamente, sería otra operación más, lleva montones y encima no le aseguran el éxito, así que la pobre niña tiene fecha de caducidad, como los yogures.

Esta historia me fascinó momentáneamente, algo más que las demás, por la forma de expresión de la nena, con un aplomo sólo propio de gente de cincuenta años, como de falta de ilusión. Claro que si te han grabado con energía nuclear en las venas el día de tu muerte ¡tampoco estás para irte de chirigotas a Cádiz!

Hannah Jones habló con las autoridades británicas y les dijo, mira qué no, que me piro a mi casa, con mi honradez, mi inocencia y mi sueño roto de viajar al país del ratón, no quiero más hospitales como hoteles, no quiero más sábanas blancas en vez de peluches. Quiero respirar tranquila quince minutos más, media hora, cinco días o cinco años, pero si me tengo que morir antes de lo que se debiera, lo siento mucho por hacerles daño señores autoridades, pero a la muerte le digo Sí, quiero.

Así que la niña en cuestión se morirá, o al menos eso dicen los que estudian el cuerpo y sus reacciones. Y que se muera es una pena porque ha recorrido todo lo malo de la vida en pocos años, ha cargado en los primeros años toda la mala baba de la Vida y ahora que ya ha probado lo amargo de la hiel, la chiquilla se tiene que morir. Y me jode porque sabe hablar, porque es rubia, tiene ojos azules y saber estar, porque tiene lo mejor de los adultos y lo mejor de los niños.

Hanna se morirá sin ver Disneyworld y habiendo probado la mundial fama efímera, titulares de prensa y reportajes en la tele: “La niña que dijo sí a la muerte”, “La hija de la muerte”.
Ha resultado ser una niña tan bien educada que ha decidido morirse.

Santones, gentes malas y religiosos se rasgan las vestiduras y aprietan más fuerte los cilicios de sus criados, que el suyo hace mucho tiempo que ya no lo usan. En pro del postureo y para ser fieles a unos principios que hablan de la vida ajena, con el mismo tacto que una vecina en su portal, critican y la vilipendian, le mandan cartas amenazantes y la conminan a un infierno en vida.

La pequeña Hannah se merece que la mencione aquí, porque lo sentí, porque creí en la historia que me vendía, porque aceptó que esto es lo que hay y lo demás son flores.

Lo que Hannah no conoce es aquella canción que dice que cuando vayas al cielo jugarás con la Osa Mayor y un viejo que se llama Félix, que digo yo que no seguirá jugando con la Osa Mayor porque vaya castigo (para él y para la Osa).

Hannah si lo que canta esa canción no es verdad, tampoco te preocupes porque tampoco te vas a enterar, así que lo mismo te da.

Detrás quedarán los pensamientos de los que encerrados en sus casas deciden no seguir adelante con el proceso jurídico que les llevaría a obligarte a operarte una y otra vez hasta dejarte morir en paz en un hospital.

Pienso en ellos cuando sepan de tu muerte, en el día que piensen sobre la decisión que han tomado, qué resquemores tendrán, qué conciencia tocará, ¿mala o buena? Por no obligarte a vivir, por dejarte morir, un día la noticia de tu muerte sustituirá los ahora titulares y esos señores ingleses de la Justicia británica pensarán: ¿habremos hecho bien?

Yo creo que sí, pero eso no importa porque la única que tiene derecho a opinar se llama Hannah Jones, la niña mayor.