Regresé enseguida, en cuanto me di cuenta de que me dejaba el bolso en la taberna. Era sábado por la noche, no caí en la cuenta de que tocaba fútbol esa noche. De haberme acordado antes no hubiera bajado hasta el pueblo. Nunca he sido una mujer de esas que se asusta por estar rodeada de hombres, de hecho siempre me he sentido más cómoda entre hombres. Las mujeres me incomodan, no sé tratar con ellas, con su complicado funcionamiento, con sus afirmaciones encubiertas, sus falsas negativas y su envidia. Siempre he sido envidiada por las mujeres, supongo que porque siempre he hecho delante de ellas lo que ellas mismas querían hacer y por una falsa moral nunca se atrevieron. Gracias a mi relajada moral, conocí a Mario, en el primer polvo ni hablamos, fue como una violación simulada en los baños de la estación de ferrocarril. Dos miradas bastaron para dar mi aprobación, en cinco minutos me estaba bajando las bragas. Le echo mucho de menos. Por eso esta tarde decidí dejar la casa, allí sola en la aldea y bajar en busca de una copa para pasar mejor la medicación. Esta noche estaba intranquila, ni el paseo por el río, ni la pintura consiguieron relajarme. Vaya estupidez la de mi doctora, será zorra, para qué cojones le pago. Quién mejor que yo para conocer si estoy o no mejor, reducirme la medicación..absurdo y ahora qué, la tarde que he pasado no se la deseo a nadie...bueno sí, a ella, que sepa como se vive aquí sola en la montaña, sola en casa, sumida en la más profunda soledad, entre chaparros, abetos y oscuridad. Qué sepa lo que es ser abandonada, pero abandonada en la más auténtica de las soledades. Ojalá tuviera aquí la soledad de una ciudad y no esta inmensa oscuridad. Ojalá estuviera él aquí...supongo.
La taberna del Loro estaba atestada de lugareños, jugando a las cartas, el viejo televisor tronando con cada gol y los fieles rugiendo con cada invitación del locutor. Recogí mi bolso y apuré de un trago un poco más de coñac, la subida iba a ser fría a esas horas. Qué absurda me sentía, saliendo de allí, sólo hombres, vestidos de marrón con sus chaquetas de franela, sus cartas y sus pocas palabras. Desde que Mario se marchó, me acosté un par de veces con el más jovencito del pueblo en un granero de las afueras, ese ha sido el único vínculo con la gente del pueblo. Arriba en la montaña recluida en mi casa. Prefiero aquella oscuridad al humo cargado de esta taberna. Pero esta tarde ya no podía más, necesitaba mojar mi valium con coñac, necesitaba relajarme. La última vez que salí de allí arriba de la aldea fue el mes pasado, fui al cine, y a dejar el Jeep en el taller. La película española, con buena intención, pero a ratos increíble, por lo malo de los actores, era un peli sobre muertos, asesinatos y mucha sangre, REC se llamaba, creo recordar. Lo único que soporto ahora es el dolor, no estoy preparada para ser feliz, todavía no quiero disfrutar. La risa actúa como como el vinagre en las heridas. Quiero sufrir, ahora toca sufrir. Deje el coche en el taller de la ciudad y pagué un taxi para que me subiera a la aldea. Sólo me llevó al pueblo, a esa maldita aldea de ahí arriba nadie quiere subir. Tampoco me importó, hacía buena tarde y subí paseando. No como ahora, la niebla cubre el camino, hace frío y yo ridicula con mis botas de tacón, el abrigo rojo y la falda vaquera. Semejante estúpida, dónde me creía que iba, cuatro paletos, tal vez creía que hoy en el calor del bar encontraría alguien para follar. Es curioso que el fútbol sea tu competencia más feroz para conseguir follarte a un tío. Más incluso que las bigotudas adolescentes del pueblo.
Llevo cinco minutos caminando y parece eterno, me está costando mucho subir, no debí haberme tomado el valium todavía. El coñac creo que me ha sentado bien, me siento mejor, ahora estoy más tranquila. Maldita niebla, no se ve nada del camino. Tengo que tener cuidado o en una curva caigo sobre la laguna. Hace frío, cubierto. Qué húmedo este maldito aire de montaña. Quiero llegar, me da la sensación de no estar sola. Ruidos de hojas, seguro, y esta maldita niebla, ya no veo ni las luces del pueblo. Me pondré los guantes, el móvil sólo para dar luz, aquí no llega tanta tecnología. Cuando lluege debo dejar a secar las botas en la chimenea, están empapadas, no puedo saltear los charcos. Maldita niebla, qué frío. Estoy helada, no puedo ver cuánto me queda. ¿Hay alguien? Mierda, no debí tomarme ese valium, tengo que darme prisa. Hola? Hay alguien? La niebla ahora más espesa, estoy pasando por la laguna, el frío me tiene empapada. No estoy bien, no me encuentro bien. Unas luces? Baja un coche? De la aldea?? No, no veo nada. Esta maldita niebla. Hola? Hola? Oigo un motor? No, deben ser los nervios. Y esta doctora bajndome la medicación. Si al menos estuviera aquí Mario. - Hola. -Mario?? Eres tu, Mario, no veo. Hola?? -Mario, cariño, has vuelto, enciende las luces del coche no puedo verte con esta maldita niebla. Mario, amor, déjame que te explique. Sé que no lo volverás a hacer..Te perdono Mario. Vuelve a casa. Qué frío Mario..Mario llevame a casa, Mario estás ahí...Mario, no puedo verte..Maldita niebla.
Es curioso como toda mi vida me la he pasado a tus pies desde el día que te conocí en aquella estación, ahora aquí agarrada a tus botas, de repente la niebla es total, pero ya no tengo tanto frío, me siento mejor, tengo sueño, mucho sueño, siento mi costado mojado, me duele algo el costado, pero este sueño no me deja decirtelo, Mario...me duermo aquí a tus pies, llévame a casa, ya no siento tanto el frío, pero ya no puedo verte Mario...por qué me duele el costado, Mario. ¿Por qué te quiero tanto, mi amor?....
4 comentarios:
Hoy m has dejado como el valium, noqueada, no sé si querías hablar d una mujer dependiente y maltratada como otras tantas desgraciadas o d un putónverbenero liberal o de una borracha perdía q se cae barranco p'abajo y se "esnuca".
putón verbenero, obsesionada con su pareja y que además la maltrataba. una joya vamos.
por cierto al final la mata él...a qué habéis flipado con la entrada de hoy??
Uy, pues al final no soy tan lerda como pensaba,porque lo he pillado todo. Pisha, que shock de relato. Me ha gustado. Solo una pega:bar "El Loro"?? demasiado exótico para un pueblucho. Pero tu eres el autor, no seré yo quién te diga lo que escribir.
Te echamos de menos en el foro...terriblemente.
Besos, all over your body.
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